12 nov 2010

Empresas globales, ciudades globales

Publicat a La Vanguardia el dia 21 de desembre de 2010

Una de las múltiples formas con las que podemos medir la capacidad de influencia de una ciudad en el mundo es a través de una radiografía de sus empresas. Concretamente, podríamos formular la pregunta: ¿cuántas empresas de mi ciudad son suficientemente grandes como para ser influyentes mundialmente? Para llegar a una respuesta aproximada podríamos apoyarnos en la información que nos proporcionan dos rankings de reconocido prestigio: el que elabora la revista Fortune sobre las 500 mayores empresas del mundo, y el que elabora The Boston Consulting Group sobre las 100 mayores empresas de países emergentes. De ambos rankings podemos extraer varias conclusiones. En primer lugar, por países, EE.UU sigue siendo el más influyente a escala corporativa, con 135 empresas entre las mayores del mundo, seguido de Japón, con 70 empresas. El fenómeno más relevante es la irrupción de China, con casi 50 empresas, la mayoría de ellas apoyadas e impulsadas por capital estatal, de lo que se deriva la relevancia de su capital política, Beijing, que es la sede de más de la mitad de ellas. Las cinco ciudades con más empresas globales son Tokyo, Beijing, New York, París y Londres, cada una de ellas con más de 15. Más allá de China, son Sao Paulo y Mumbai las ciudades claramente emergentes, con una treintena de multinacionales que hoy son “BCG 100” y que en pocos años serán “Fortune 500”. En el caso de España, Madrid aglutina 9 de las 500 mayores empresas del mundo, mientras que en Barcelona sólo una empresa está en este grupo. Tener impacto hoy, ser influyente en un mundo globalizado, requiere tener grandes empresas y organizaciones. Uno de los retos de Barcelona y Catalunya es que sus empresas, muchas de ellas multinacionales familiares en avanzado proceso de internacionalización, adquieran el tamaño necesario para ser relevantes a escala global. Nuestras multinacionales no suelen ser herencia de antiguos monopolios, ni son empresas de rápido crecimiento propulsadas por capital estatal. Es decir, el tamaño no nos viene dado, sino que hay que construirlo desde la voluntad. Para ello es necesario tener capacidad de colaboración e integración, tolerancia a la diversidad, saber ceder para ganar, mentes abiertas al cambio, almas inquietas, capacidad de pensar en grande y de reinventarse.

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